Les Lloses es una finca agrícola familiar en la que se cultivan cítricos desde hace más de 50 años, en estos momentos ya soy yo la única de la familia que sigue cultivando la finca junto a dos operarios fijos y varios eventuales.
La finca está ubicada en el término municipal de Sagunto, en la partida de Gausa, que se encuentra a las faldas del extremo oriental de la Sierra Calderona, donde ésta llega al mar Mediterráneo. Por el oeste, linda con una pequeña montaña, conocida como la Muntanyeta de les Lloses, de la que recibe el nombre. Al norte, a cinco km de distancia, la montaña de Sagunto, rematada por las murallas de su castillo romano. Al este, a 6 km, el humedal de la Marjal del Moro, una reserva ornitológica a orillas del mar Mediterráneo. Este enclave tan especial, no solo supone un entorno único, sino que confiere una climatología especialmente favorable para el cultivo de cítricos y granados.
La extensión agrícola es de 31 hectáreas y se concentra alrededor de su Masía (Mas les Lloses), una edificación con más de 100 años de antigüedad con aires modernistas. En les Lloses se cultivan distintas variedades de naranjas, mandarinas y granadas, de una manera totalmente respetuosa con el medio ambiente, gracias al uso de abonos orgánicos y el aprovechamiento al máximo de la fauna útil.
Mi trabajo consiste en llevar la dirección de la finca y tomar las decisiones técnicas para que Octavio y Emilio las ejecuten. Octavio lleva más de 30 años trabajando en la finca y Emilio se unió hace unos 4 años. Ambos reciben un salario superior al establecido en el convenio colectivo agropecuario.
El sistema de riego de la finca es localizado por goteo y durante los dos últimos años se han ido sustituyendo la mayor parte de los antiguos emisores de agua para conseguir una mayor eficiencia en su distribución. Un naranjo adulto necesita unos 12000 litros cada año para asegurar la cosecha y su mantenimiento, agua que obtenemos de un pozo propio situado en la finca, de unos 30 metros de profundidad.
Hacemos un tipo de agricultura sostenible en la que no se usan ni pesticidas ni herbicidas. La hierba la mantenemos a raya con las desbrozadoras, y en cuanto a las plagas, sólo intervenimos cuando es estrictamente necesario, dando prioridad absoluta a la lucha biológica. En caso de que no sea posible, usamos medios permitidos en agricultura ecológica. Estoy plenamente convencida de que la solución duradera está en uso de insectos útiles, tanto es así que durante el 2020 hemos montado un insectario.
También tratamos de favorecer la supervivencia de los insectos útiles presente de forma natural a través de la conservación de la cubierta vegetal espontánea y plantando setos que proporcionan refugio y alimento durante todo el año.
Una manera de mejorar la estructura del suelo es triturando los restos de poda, no es una mejora inmediata sino que a lo largo de los años se va creando una cubierta natural muy beneficiosa.
El cultivo de los cítricos se ve afectado por muchas plagas que modifican únicamente al aspecto externo de la fruta. En mi opinión, esta fruta es perfectamente apta para el consumo y no debería rechazarse, a no ser que también se vea afectada por dentro o se haya quedado excesivamente pequeña, en cuyo caso, se utiliza para industria y viene a recogerla siempre la misma persona, Manuel.