La finca “Las Coronas” se encuentra en el municipio de Carmona, Sevilla y se extiende a lo largo de 200 hectáreas. Hasta el año 2010 se cultivó algodón, trigo y naranjos, fecha a partir de la cual decidí dedicarme al aloe vera, cuyo cultivo en su día apenas contaba con 30 hectáreas en toda Andalucía.
Para lograr mi sueño he hecho uso de los conocimientos en agronomía que durante años he ido adquiriendo en mi trabajo. La experiencia de otros productores de aloe también me ha aportado un gran bagaje, así como el impulso para apostar por un sector con gran potencial de crecimiento. En Las Coronas cuento con un jardín muestrario de variedades de aloe de todo el mundo, las cuales uso para ampliar mis conocimientos e investigar sobre el cultivo. Por ejemplo, practicamos el manejo del riego a fin optimizar los recursos disponibles con las necesidades de la planta.
Además del aloe, en la finca cultivamos lavanda y eucalipto citriodora, de los cuales obtenemos aceites esenciales para comercializar diferentes productos. La disposición de estos cultivos está pensada para favorecer la circulación de insectos a través de lo que denominamos “autopistas verdes”; ellos nos ayudan en la polinización de nuestros cultivos, y favorecen la biodiversidad de la finca. En la época de floración, las vistas de nuestras “autopistas” son espectaculares, con colores variopintos que conforman un paisaje que estamos explotando a través de actividades de agroturismo. A ello nos ayuda nuestro cortijo, el cual ofrecemos a nuestros huéspedes como una opción para disfrutar del mundo rural más innovador y diverso del entorno de Sevilla.
En la finca organizamos además cursos de formación sobre el cultivo del aloe, lo cual nos convierte en un referente internacional sobre este producto. Aún queda mucho por hacer y mucho que investigar… Mi intención es constituir un centro internacional para recibir visitas e informar sobre el cultivo y la transformación del Aloe vera, ¡el tiempo dirá!
La planta de aloe vera solo requiere dos condiciones agroclimáticas importantes: una es que la zona esté libre de heladas prolongadas y la más importante, es que las parcelas no tengan un exceso de humedad, que es el principal enemigo de la planta. Respecto a las necesidades de agua es una planta que soporta muy bien los periodos secos. Nosotros las regamos a través de un sistema de goteo únicamente en la época de más calor (normalmente desde abril a octubre), y el agua la obtenemos de nuestro pantano natural, el cual recoge el agua de lluvia. El resto de tareas están alineadas con las prácticas de agricultura ecológica: la hierba se desbroza o arranca manualmente, no usamos fitosanitarios y los abonos son todos orgánicos.
En la finca trabajamos 11 personas. Mi labor se centra fundamentalmente en planificar y gestionar las tareas de campo. Las labores de industria y comercialización las dejo en manos de los técnicos y comerciales. Todos los trabajadores cuentan con unas condiciones laborales adaptadas a sus responsabilidades, y conforme a los convenios colectivos vigentes. Apostamos por la estabilidad laboral, ya que busco perfiles comprometidos con mi apuesta, pues de lo contrario sería muy complejo lograr nuestros objetivos, de conseguir un cultivo rentable, sostenible y diferente a lo que se hace en la región.
Por último, los subproductos que se obtienen tras la manipulación de la planta, acaban incorporados al suelo, como parte del sustrato orgánico que alimenta nuestras plantas. Esta es la riqueza del campo: si sabes gestionarlo con inteligencia, todo lo que recibes de la naturaleza tiene un aprovechamiento.