Soy Ramón Latorre, y la agricultura es mi estilo de vida, mi manera de vivir, la que conocí de mis padres y antepasados que supieron transmitirme la pasión y el respeto hacia este gran oficio. Cuando estoy trabajando me siento tranquilo, feliz y plenamente satisfecho por vivir de lo que me apasiona, el campo. Estudié ingeniero agrónomo en la Universidad de Lleida, lo que me permitió mejorar mis conocimientos técnicos y aplicarlos en el campo de la familia. Pero hace 40 años la agricultura que nos enseñaban era de “matar” todo aquello que podía resultar una amenaza para el cultivo. Siempre vi que con esta práctica se elimina lo “malo” pero también lo bueno. En aquellos tiempos el boom de los agroquímicos estaba en su mejor momento y la concienciación ambiental era nula, sólo contaban los kilos y la estética. Aun así, siempre creí que existía otra agricultura viable, que aprovechase la fuerza de la naturaleza sin recurrir al uso abusivo de químicos y pesticidas de síntesis. Sentíamos la necesidad de volver al pasado cuando el abono provenía de los restos de poda y los animales del vecino, y precisamente en esto basamos nuestras prácticas agrícolas, en lo que a día de hoy se conoce como Agricultura Ecológica. Tenemos a nuestra disposición recursos de sobra para garantizar una producción de primera calidad que respete el medio. No concebimos otra forma de agricultura. Trabajo mano a mano con mi hijo Albert, yo me encargo del cuidado del campo y mi hijo se encarga de las ventas. A pesar de que puedan parecer trabajos independientes, es fundamental que estemos perfectamente coordinados entre nosotros para definir bien calendarios productivos, cantidades de venta, calidades, etc. Además, contamos con la ayuda de otras 6 personas en el equipo, todos son fundamentales para hacer este negocio viable y así queremos que se sientan, cuidándonos unos a otros con unas condiciones laborales justas certificadas por Global Grasp. En los picos productivos nos apoyamos en otros trabajadores temporales. Pensamos que la sostenibilidad social y económica pasa por apostar por modelos de comercio más directos y justos con el sector primario, que permitan al consumidor conocer el origen del producto y ofrezcan al productor un precio más justo por sus productos. Sólo así conseguiremos mantener y crear empleo de calidad que desarrolle la economía local en zonas en despoblación como la nuestra. Creemos que CrowdFarming es el compañero de viaje ideal para alcanzar este objetivo.

El nombre de nuestro proyecto es un juego de palabras en catalán: “nou” significa nuevo, y “jou” quiere decir yugo, un instrumento de madera que se ponía antiguamente sobre el cuello de las mulas para guiar el timón del arado. En KnowJou unimos la sabiduría de las antiguas generaciones de labradores al conocimiento y técnicas más sostenibles de la actualidad. Nuestro “know how” se basa en el pasado sin perder de vista el futuro. Apostamos firmemente y de forma sincera por la agricultura ecológica y el respeto a la tradición y el medio ambiente. Uno de los mayores riesgos para quienes nos dedicamos al cultivo de árboles frutales son las heladas tardías y las tormentas de verano, y ambos acontecimientos meteorológicos son muy variables en poca distancia geográfica. Tener nuestro cultivo repartido en pequeñas fincas con distinta altitud y orientación, aunque bastante próximas unas a otras nos ayuda a reducir riesgos. Además, en nuestra región reina el minifundio y son pocas las fincas de grandes dimensiones. Las fincas se encuentran en la falda que une el altiplano de Alguaire y la llanura de Lleida. Están rodeadas de bosque, lo que garantiza una excelente polinización gracias a la biodiversidad. Además, reciben agua natural proveniente de los Pirineos. El riego se realiza por goteo, con centrales programadas de manera inteligente para optimizar la gestión del agua. Nuestros frutales necesitan de media unos 600 litros de agua al año. Todas nuestras fincas están certificadas en agricultura ecológica por el CCPAE, siguiendo la normativa de Agricultura Ecológica de la Unión Europea. Optamos por dejar las hierbas crecer para estimular una biodiversidad completa, llena de microorganismos e insectos beneficiosos que ayudan a crear un ecosistema de autorregulación. Muchos agricultores tienen problemas con los conejos, que se comen los árboles recién plantados y los brotes de algunos árboles jóvenes, nosotros hemos visto que dejándoles los restos de poda y una buena cubierta vegetal tienen suficiente comida para no necesitar alimentarse de nuestros frutales y así convivimos en armonía. En KnowJou Somos un equipo fijo de 4 personas, juntas desde hace más de 10 años. Tenemos las certificaciones Global Gap y Grasp que acreditan las buenas prácticas en el campo y con los equipos de trabajo. Durante los picos de trabajo, especialmente durante la recolección, contratamos trabajadores temporales, a los que pagamos como se merecen y cuidamos como si llevasen toda la vida con nosotros, para que así cada año quieran seguir viniendo. Nuestra producción no genera prácticamente ningún residuo, ya que todo se aprovecha para la producción de conservas y zumos ecológicos, siendo las mejores conservas las de la abuela de Albert, que sigue haciendo una fruta en almíbar espectacular.