Mi fascinación con el mundo de las abejas y de la miel empezó en el colmenar de mi abuelo. Durante mis estudios de economía y de psicología de los medios entré con dos colmenas en su trabajo. Con el tiempo amplié la cantidad de mis colmenas. Después de la participación en distintos cursos y formaciones y el fin de mi carrera universitaria pude por fin convertir en realidad mi sueño de la producción de miel ecológica. Con mucha ilusión y pasión trabajo en las distintas partes de la explotación agrícola. Pero lo que más me gusta es el trabajo con las abejas en plena naturaleza. Es muy emocionante y fascinante. El momento más bonito es la centrifugación de la primera miel de primavera cuando el aroma de la miel fresca llena el aire. Igual de bonito es el inicio de la segunda temporada, cuando nuestras abejas conviertan el néctar de las flores de verano en una miel deliciosa.

El nombre Fließgold viene de la localización de las colmenas, la reserva natural Fließ en Berlín Hermsdorf y del producto de la miel en sí, conocido también como "flüssiges Gold" (oro líquido en español). Las colmenas se encuentran en localidades elegidas con mucho cuidado en Berlín y Brandenburgo. Entre primavera y otoño tienen una gran variedad de flores a su disposición. Por eso, no tenemos que mudar las colmenas lo que evita meter las abejas en una situación muy estresante. Es un punto clave de nuestra filosofía porque el bienestar de nuestros animales tiene prioridad. Nosotros trabajamos con colmenas de madera fabricadas de maderas locales en un taller de personas discapacitadas. Toda la familia participa en Fließgold: Mis padres Rita y Wolf, mi marido Claas y mi hermano Max juntos con su novio Michael. Nuestra perra salchicha Fine es la encargada de la guardia.