La Finca Refijo se encuentra a muy pocos metros del Embalse de la Viñuela, es una finca que pertenece a mi familia desde hace más de 20 años y que desde hace 7 años hemos transformado al cultivo de aguacates y mangos. En total trabajamos 5 familiares en la finca con el apoyo puntual de operarios cuando es necesario. En esta finca yo soy la segunda generación que la trabaja, he puesto mucho foco en modernizar las técnicas de cultivo para hacerlas más eficientes, pero manteniendo algunas de las enseñanzas de mis abuelos que siempre se dedicaron a la agricultura.
Es una zona cercana a muy bonitos parajes, como el parque natural de la Sierra Tejeda y Almijara y el propio Lago de la Viñuela. Para ofrecer fruta con garantía de calidad y en concordancia con nuestros valores el manejo actual del cultivo es ecológico, aunque aún estamos en las primeras fases de conversión. Aunque anteriormente ya hacíamos agricultura respetuosa con el medio ambiente, decidimos dar el paso a agricultura ecológica para contribuir con la sostenibilidad del planeta y proteger el medio ambiente local. Al principio se cultivó con agricultura tradicional para poder tratar las plagas en caso de que fuera necesario y favorecer así el desarrollo de los arboles, una vez que los árboles crecieron lo suficiente se optó por la certificación en ecológico en la que estamos en proceso. Personalmente creo que la agricultura ecológica es la agricultura del futuro, saludable, sostenible y beneficiosa para todos.
El cuidado de la finca se realiza con dos o tres personas según la época y las labores que hay que realizar. Como la mayoría de los árboles están en fase de desarrollo, cada temporada aumentaremos la producción de mango ya que los árboles se están tornando adultos.
Dejamos crecer las hierbas en invierno ya que protegen el suelo de la erosión y favorecen la biodiversidad que ayuda a combatir las plagas y mantener el equilibrio, en primavera las eliminamos de forma manual para evitar que desequen el suelo. La materia orgánica que acumulan sirve también para proteger el suelo y así evitamos el uso de herbicidas. La plantación de la finca está diseñada para fomentar la infiltración de agua de lluvia en el suelo y recarga de los acuíferos que utilizamos de forma sostenible para regar los cultivos. En el manejo del cultivo pintamos con cal los troncos para evitar la propagación de algunas plagas como el pulgón (las hormigas trasladan los pulgones de árbol a árbol y la cal en los troncos lo dificulta) y al mismo tiempo evitar que la corteza del árbol sufra quemaduras, por eso verás los árboles pintados de blanco.
Activamente en la finca trabajan familiares y uno o dos operarios dependiendo de las labores a realizar en la finca. El salario que reciben los trabajadores es acorde con el convenio colectivo e incluso con cotización por encima de lo exigido. En el equipo de trabajo se distribuyen labores específicas a cada trabajador, aunque todos están cualificados para para poder cubrir todas las necesidades de la finca como podar, injertar, regar, abonar, etc.
La calidad de la fruta que enviamos en primer lugar debe tener un óptimo estado de maduración, en segundo lugar, se debe recolectar minimizando la pérdida de calidad por golpes o conservación inadecuada, en tercer lugar, se hace un envasado lo más homogéneo posible y en todo momento se debe tener una planificación exacta para que la fruta pase de la forma más directa posible del árbol hasta tu casa sin conservaciones innecesarias. La fruta no apta para el envío es destinada a consumo local, en general hacemos un uso responsable como utilización para mermeladas y/o consumo para la familia y amigos de la zona. Los restos de poda se utilizan como materia orgánica en la propia finca, y las frutas en mal estado se suelen regalar a vecinos ganaderos para alimentar animales y evitar su desperdicio. No existe una zona de compostaje centralizada, optamos por que debajo de cada árbol se composte la propia materia orgánica que genera.