Nos encontramos en Llanos del Caudillo, en plena Castilla la Mancha, donde Don Quijote y Sancho Panza vivieron incontables aventuras, y en su honor hemos bautizado a nuestro conjunto de parcelas como Finca Quixote. Porque al igual que tacharon de locos a don Quijote y Sancho panza, muchos agricultores pensaron que era una locura que mi padre Julián y mi tío Jose Manuel dejasen sus trabajos en 2001 para cultivar sandías en una pequeña parcela de mi abuela, ¡de forma ecológica sin pesticidas ni abonos de síntesis, en pleno boom de los agroquímicos!
Cuando hablamos de Finca Quixote nos referimos a un conjunto de parcelas, cultivadas bajo la normativa Demeter desde 2016, que dependiendo del año, darán lugar a unos frutos u otros, porque basamos nuestra producción en la rotación de cultivos, principio básico de la ecología y la biodinámica. Por lo general, realizamos rotaciones anuales en un ciclo de 3 años: cultivo hortícola - cereal/leguminosa - barbecho. Así cultivamos cebolla, ajo, calabaza, melón, sandía, tomate, cereal y legumbres.
Para controlar las malas hierbas limpiamos con el tractor las parcelas antes de sembrar pero la convivencia de las plantas de melón, sandía y calabaza con las otras hierbas pone en riesgo su supervivencia en sus primeros días de vida. Esto nos obliga a protegerlas con una cobertura de plástico reciclado (siempre inferior al 30% de la superficie cultivada como nos marca la normativa Demeter) que se retira al finalizar el cultivo y se entrega para su reciclaje. Otra medida preventiva que llevamos a cabo es la protección del cultivo con mantas térmicas que se retiran a las las 3 o 4 semanas, cuando nuestras plantas han crecido y no hay riesgo de heladas, en ese momento las retiramos y entregamos para su reciclaje. Hemos encontrado en 2021 una cobertura biodegradable y vamos a hacer nuestros primeros ensayos. Esperamos empezar a implementar esta solución los próximos años y reducir drásticamente el uso de plástico en nuestros cultivos. Además, como método de control biológico plantamos lobularia entre los plantones, así controlamos algunas plagas como el pulgón. Todas nuestras parcelas cuentan con un marco de flora silvestre en el perímetro que sirve de alojamiento a multitud de insectos que nos ayuda a polinizar o combatir plagas en los cultivos.
Nuestro pueblo, Llanos del Caudillo, pertenece a la provincia de Ciudad Real, y fue colonizado gracias a la explotación del Acuífero de la Mancha Occidental, uno de los más grandes de España, perteneciente a la Cuenca alta del Guadiana. Este río es conocido como el más enigmático de Europa porque aparece y desaparece ante nuestros ojos volviendo a brotar kilómetros después. El propio paisaje es fiel reflejo de esta riqueza en agua, rodeados de importantes humedales y parques naturales como el de Daimiel o las Lagunas de Ruidera. Pero a pesar de esta riqueza en agua, no queremos sobrexplotar este recurso, y para ello contamos con un sistema de sondas que nos indica cuándo regar y cuánta agua aportar en cada parcela. Además, todos nuestros cultivos hortícolas se riegan por goteo, a excepción del ajo, que se riega por aspersión.
Estamos especialmente orgullosos de nuestra gestión de residuos y destrío, ya que no desaprovechamos nada. Para ello nos ayudan nuestras gallinas, ovejas, burros, cabras y ocas que se alimentan de las hortalizas que no se pueden comercializar junto con cereales y legumbres que producimos para ellos. Además, tenemos proyectada la instalación de paneles solares para autoabastecernos en los próximos años.
Finca Quixote es nuestro proyecto más especial, y agrupa nuestras primeras parcelas orientadas a la venta directa, todas las que tenemos certificadas en Demeter para ofreceros nuestro mejor producto. Pero además de estas parcelas, cultivamos alrededor de 400 hectáreas más en ecológico para abastecer los mercados mayoristas. Nuestro objetivo es certificar la totalidad de nuestros cultivos en Demeter los próximos años y conseguir dedicarnos en exclusiva a la venta al consumidor final. Queremos cultivar el 100% de nuestras tierras bajo demanda para contribuir a la reducción del desperdicio de alimentos y minimizar nuestra huella de carbono.
Somos unos importantes generadores de empleo en nuestra comarca, ofreciendo hasta 300 puestos de trabajo en temporada alta y 31 puestos fijos. Estamos certificados en Global Gap y GRASP, sello de buenas prácticas sociales.
Aunque en Finca Quixote somos todos bastante multiusos, en rasgos generales se podría describir así nuestro día a día: mi tío Jose Manuel se encarga principalmente de la gestión de almacén y personal. Mi hermano Pedro, alquimista de los distintos preparados biodinámicos y apasionado de esta forma de cultivar, pasa la mayor parte del tiempo organizando las tareas de campo junto a los técnicos. Mi padre es quien se encarga de coordinar que todo funcione correctamente, un claro ejemplo de humildad, esfuerzo y trabajo que nos contagia día a día su pasión por la agricultura. Por último, yo me encargo de la parte más comercial sin perder de vista el corazón de nuestra empresa: el cultivo responsable de alimentos. Contamos con buenísimos profesionales distribuidos en los distintos departamentos: técnicos de campo, calidad, logística, contabilidad, almacén. etc. Para coordinar todas estas actividades participamos activamente en la gerencia mi padre Julián, mi tío Jose Manuel, mi hermano y yo.