Nuestra finca se llama Jelanisol - Montebello, así la conocimos en el momento de la compra, y con este nombre sigue a día de hoy. De esto hace ya más de 25 años. Con posterioridad adquirimos otra finca en la provincia de Huelva, Terra Rica. En conjunto nos hemos hecho con una superficie que nos permite cultivar gran cantidad de frutas como caquis, aguacates, litchis, kumquats, naranjos, pomelos, mangos, granadas, almendros, higos, mandarinas, higos chumbo, lima, membrillos, etc.
Nos encontramos en Gibraleón, municipio de larga tradición agrícola y ganadera. A pesar de estar cerca del núcleo urbano de Huelva, el ámbito de nuestra finca es rural, por lo que nos rodean otras plantaciones, ríos y zonas sin cultivar. Gibraleón es conocido por sus mostos y cítricos, si bien tiempo atrás destacaba por las ganaderías de la zona. Tal es el caso, que cuenta con una de las ferias ganaderas más antiguas de España.
Mis inicios en Jelanisol - Montebello se asemejan mucho a los de una historia de amor. Llegué a Huelva en el año 1.985, de la mano de un amigo y a partir de esta experiencia surgió el “amor a primera vista”. Tras muchos viajes de ida y vuelta, acabé comprando la finca, con el fin de iniciar un proyecto de agricultura ecológica. En aquellos años, mi iniciativa resultaba extraña para los vecinos y gentes del entorno; pocos apostaron por el éxito del proyecto, y con los inicios a la agricultura biodinámica, acabé siendo apodado con el mote de “el loco alemán”.
Pocos años después empezamos a trabajar la permacultura. Esto nos llevó a conocer las función de los microorganismos en los ecosistemas, el apostar por la biodiversidad y el establecer equilibrios de mutualismo.
Nuestra finca constituye un entorno natural compuesto por nuestro cultivos, además de multitud de especies arbustivas y arbóreas naturales. Contamos con setos por todo el perímetro de la parcelas, además de islas vegetales, lagos, hoteles para insectos polinizadores, colmenas, y un suelo vivo, nutrido por la propia materia orgánica que producen las plantas y animales, junto a la actividad de miles de organismos que la descomponen. Esta riqueza atrae a una importante cantidad de aves, mamíferos y reptiles, que se sirven de los recursos naturales, convirtiendo a Jelanisol - Montebello en su hogar y para nosotros en un paraíso.
Trabajar por el ecosistema implica considerar los recursos naturales disponibles, para preservarlos y a ser posible, fomentarlos. En esta línea, estudiamos con detalle las necesidades hídricas de nuestros cultivos y aportamos únicamente el agua necesaria. Para ello utilizamos riego por goteo en superficie, y tomamos el agua de la agrupación de regantes del Andévalo. Además, hemos fomentado el desarrollo de humus, que permitirá preservar el agua en la zona donde se concentran las raíces, permitiendo que esté disponible por más tiempo para la planta.
En relación a la conservación del agua, destacamos nuestro sistema de keylines, que diseñamos para aprovechar las curvas de nivel del terreno, para así conseguir que el agua penetre en el suelo y retarde su evaporación. De esta sencilla manera aprovechamos al máximo un recurso tan valioso como es el agua.
Como ya os he dicho, nuestro modelo agrícola se basa en las prácticas biodinámicas y en la permacultura. Pero nuestra pretensión es conseguir un sistema sostenible en todos los conceptos. Por ello, toda la energía que necesitamos en la finca proviene de placas solares. En esta línea, practicamos una economía circular según la cual, todo elemento de nuestra finca tiene un valor que debe ser considerado. En nuestra finca no existe el concepto de destrío, pues aprovechamos toda fruta que no cumple nuestras expectativas de calidad para fabricar derivados. Incluso los subproductos de nuestras plantas tienen una función: crear compost para alimentar nuestros suelos.
La agricultura biodinámica exige esfuerzos extraordinarios por parte de los agricultores, y por tanto me he rodeado de un gran equipo de trabajo gracias al cual puedo poner en práctica todas las experiencias que he adquirido en estos años. Esto trae consigo bienestar a mis trabajadores y sus familias; quienes además han entendido que el respeto que le dedicamos a nuestra tierra repercute positivamente en ellos. Actualmente nuestro equipo de trabajo se compone de 8 miembros estables, si bien en determinados momentos de la campaña podemos llegar a ser más de 30 empleados. Alguno de ellos llevan con nosotros más de 12 años y creemos siguen con nosotros por la implicación que ponemos en su bienestar: su salario es un 10% superior a lo estipulado en el convenio laboral. En el equipo contamos con perfiles especializados para cada función: desde peones de campo, a asesores técnicos, tractoristas y administrativos.