El proyecto de La Finca El Conde es parte de una forma de entender la agricultura, que se aleja de los cánones tradicionales de sobreexplotación de los recursos naturales. Esta finca, ubicada en la localidad de Casares, al límite con la provincia de Cádiz, ha estado ligada a dos actividades muy características de la zona: el cultivo de cítricos y la ganadería. Testimonio de ello son las cuadras existentes aún en el cortijo, en las que desde hace años se cría una de las yeguadas más famosas del sur de Andalucía, y que a día de hoy siguen pastando por la finca. Los cítricos son el reflejo de una zona con características peculiares, a destacar la abundancia de agua y las temperaturas cálidas pero con marcados contrastes.
Esta abundancia de agua es posible gracias a la localización tan especial de la finca, muy cerca de la que es una de las zonas más lluviosas de España. Aquí es fácil confundirse al transitar por los caminos y carreteras, y que la frondosidad de las praderas y bosques nos haga creer que viajamos por valles alpinos, pirenaicos o asturianos. Esta riqueza hídrica configura un entorno de especial importancia por su valor ecológico, paisajístico y de oportunidades agrícolas y ganaderas. En la finca podemos apreciar esta riqueza en los márgenes de los ríos Guadiaro y Genal, con una exuberante vegetación de ribera, y en algunas de las encinas que hay dentro de la parcela. Esta gran cantidad de agua permite además que el cultivo del aguacate sea una opción viable junto a los cítricos, y diversificar así la actividad agrícola.
Muy cerca encontramos lugares de gran belleza como es el pueblo de Casares, característico por su localización, de casas blancas en torno a un risco que permite contemplar las montañas africanas y toda la costa del Estrecho de Gibraltar. Esta es una zona en la que la agricultura y la ganadería se alían con el turismo, mediante actividades en espacios naturales de tradición y aventura. Por ejemplo, el senderismo y las rutas a caballo o bicicleta de montaña son muy famosas, y atraen cada año a miles de personas que quieren disfrutar de un ambiente caluroso y rodeado de naturaleza a los pies del Mediterráneo.
Como ya hemos mencionado, en nuestra finca hay una yeguada que, desde 1.990 trabaja con caballos de pura raza española. Esta peculiaridad es frecuente en muchas fincas de la zona, en las que combinan la actividad ganadera con la agrícola. La Yeguada El Conde es bastante conocida, pues de ella han salido preciosos ejemplares premiados en diferentes concursos. A nosotros nos parece idílico trabajar en el campo, rodeados de caballos de gran belleza.
En nuestras prácticas de agricultura ecológica contribuyen los caballos, que de forma controlada nos ayudan a reducir las hierbas, y aportan nutrientes orgánicos naturales a nuestros árboles. El agua de nuestra finca procede de un pozo muy caudaloso, que sólo usamos durante el verano, ya que durante el resto del año las lluvias aportan el agua necesaria.
Somos un equipo de 6 profesionales, encargados de todas las actividades relacionadas con el manejo y recolección de la finca. Yo me encargo de organizar y dirigir las tareas, pero en El Conde todos sabemos hacer de todo, y durante el año nos apoyamos para lograr una producción sostenible y rentable. Trabajar en la finca nos da una estabilidad económica difícil de lograr en esta zona, y la oportunidad de ser parte de un proyecto que apuesta por las personas. En El Conde todos los trabajadores disponemos de unas condiciones laborales justas conforme al convenio colectivo, pero sobretodo destaco el valor que los propietarios dan a nuestro trabajo y dedicación por el negocio, haciéndonos sentir orgullosos de los resultados que obtenemos.
La calidad de nuestros productos está en su sabor, 100% natural y libre de químicos. Por ello en tu caja recibirás fruta más o menos bonita, pero igual de sabrosa y rica. No nos dejamos guiar por los estándares de calidad de los supermercados, que desechan gran parte del producto por cuestiones estéticas, y aquello que no podamos hacerte llegar porque no cumple nuestra norma, lo aprovechamos para el compostaje o como alimento para los caballos de la finca.