Finca Benalúa es un proyecto agrícola cooperativista que representa a más de 34 socios, desde el año 1995. Nos encontramos en el entorno de Benalúa de Guadix, municipio de larga tradición agrícola, en el que se cultivan melocotoneros desde los años ‘80. De cualquiera de estas fincas podrás recibir fruta, pues en todas cultivamos melocotón según el mismo criterio.
Mi finca, conocida como Cabezo del Olivar, se encuentra junto con la mayor parte de fincas de nuestro proyecto, en la rambla del Palomar, formada por el curso de agua del río Fardes. Se trata de una vega muy rica en vegetación, gracias a la disponibilidad de agua en los acuíferos y los nutrientes de los suelos, con alto porcentaje de arcillas.
Nuestra comarca se caracteriza por las “badlands”, que conforman un paisaje característico y hoy día protegido como geoparque mundial de la UNESCO. Son las zonas de ribera las que pueden cultivarse, que se visten de tonalidades verdosas una vez llega la primavera. El resto, se trata de tierras inhóspitas de una belleza singular, cuyo patrimonio geológico muestra la historia de nuestro continente.
Además de melocotoneros, en la comarca está muy presente el cultivo del almendro, olivar, alfalfa, maíz, choperas, y huertas de tomates. Antiguamente, el cultivo principal era la remolacha, motivo por el cual existió una azucarera en nuestro pueblo desde principios del siglo XX. Su actividad cesó en los años ‘80, y a partir de ahí surgió la iniciativa de cultivar melocotoneros.
Nuestra comarca ha ido perdiendo población en los últimos años. La agricultura no está siendo recurso suficiente para retener a los jóvenes, y hoy nos encontramos frente a importantes retos para revitalizar nuestro territorio. Por ejemplo, está en proyecto modernizar los sistemas de riego, que actualmente se fundamentan en el riego a manta. Esto permitirá contar con mayores recursos y por tanto desarrollar una agricultura moderna y sostenible, en la que apostar para un futuro más próspero. El agua proviene de la antigua comunidad de regantes que suministraba a la azucarera, cuyo origen es el embalse de Francisco Abellán.
Todas las fincas de nuestro proyecto siguen los requisitos de la agricultura ecológica. Este ha sido el primer elemento modernizador que hemos aplicado, para lograr una gestión ética, rentable y que preserve los valores de nuestra comarca. Pero además, tenemos nuestros propios criterios de conservación: las badlands se caracterizan por la pérdida rápida de suelo en los temporales de lluvia; para evitarlo por ejemplo usamos setos naturales en los cursos de los ríos, que protegen la vega y los cultivos. Otra práctica es la protección de nuestros suelos, evitando el laboreo e incorporando materia orgánica de los restos de la poda y destrío. Se trata de un modelo de agricultura preventiva, que incluye además técnicas orientadas a evitar el uso de químicos para la lucha contra plagas. Por ejemplo, mantener durante determinadas épocas el manto de diferentes hierbas, nos ayuda a contar con insectos auxiliares que controlan las plagas.
En el apartado laboral, los propietarios de las fincas suelen contar con cuadrillas de temporeros estables, que contratan rutinariamente para las labores de poda, aclareo y recolección. En mi caso, suelen ser 4 los trabajadores que me acompañan, y con los que llevo unos 8 años colaborando. Por supuesto, su salario está fijado por el convenio laboral.
¿Cuál es el criterio de selección calidad de nuestra fruta? Su excelente sabor, tamaño y color es excusa de sobra para recolectar cada año nuestros melocotones. Pero siempre tengo en cuenta no incluir piezas dañadas por granizo o que puedan pudrir por picaduras de insectos. Todas estas las dedico a la industria o se incorporan al suelo como materia orgánica.