¿Os podéis imaginar un pueblecito entero en una finca? Aquí en nuestro cortijo “Doña Marina” trabajó mucha gente de la zona antes de la mecanización del campo, tanta gente, que había una escuela para los niños, un herrero, un carpintero, un horno de pan… ¡Un auténtico pueblecito! Todavía, cada casa tiene el nombre de su función antigua o de las personas que vivían allí. Ahora, no hay la misma vida y alegría que antes. De aquí nace nuestra ilusión y ganas por recuperar la actividad y el movimiento de esta antigua finca. El objetivo es llegar a generar tanta vida, como para recuperar la fiesta que se hacía el 24 de agosto. ¡Para llegar a esto necesitamos a gente que nos ayude con nuestro proyecto!
Nuestra casa está en el norte de Granada, en Andalucía, a 1.100 metros sobre el mar en una zona rodeada de montañas en todas direcciones. Si miras al horizonte, siempre ves montañas: Sierra Nevada, Arana, Baza, Cazorla y Mágina. Es un paisaje grandioso, con muchas zonas protegidas y un parque nacional al lado. ¡Sobre todo cuando las montañas están nevadas es espectacular!
El origen de Doña Marina se alarga hasta más de 300 años atrás y siempre ha pertenecido a nuestra familia. Mucha gente nos pregunta por el origen del nombre, pero no lo conocemos. Existen varias leyendas pero ninguna es clara, así que nos quedamos con la duda y fantaseamos.
En nuestra zona se cultivan fundamentalmente olivos y cereales, pero también hay plantaciones de almendros, frutales y algunas aromáticas como la lavanda. Además hay muchas zonas naturales donde se esconden los animales (Zorros, conejos, jabalíes…), son zonas de barrancos, donde hay agua y refugio. Aquí hay sobre todo encinas (*Quercus ilex*) y plantas aromáticas silvestres. Cuando das un paseo, se llenan los pulmones de mil aromas como es tan típico del Mediterráneo.
Los árboles se cultivan y crecen con el agua de la lluvia. No llueve mucho, unos 500 mm / año, pero los almendros son árboles muy resistentes y que producen con pocas necesidades. Somos conscientes de que el agua es un recurso limitado y hacemos todo lo posible por evitar que se pierda. Para mejorar el uso del agua, intentamos mejorar la capacidad del suelo para almacenar agua y tenemos una balsa que se llena con la lluvia. Ahora hemos empezado nuestro proceso de transición al cultivo 100% ecológico.
Nuestro modelo de producción integra los animales en el campo. Durante el otoño e invierno, hasta que los almendros empiezan a tener hojas, se deja que las ovejas pasten entre los árboles, aprovechando la hierba. El estiércol de las ovejas ayuda a crecer a los árboles y da sombra a las ovejas. Con los restos de los árboles y la cosecha, ayudamos a aumentar la materia orgánica del suelo y calentamos la casa. Además, los restos de paja y estiércol de las ovejas en las naves, se compostan y distribuyen en las zonas donde los árboles lo necesitan más. Así podemos elegir a qué zonas dedicar más esfuerzo para regenerar el suelo. Como veis, aquí todo se reutiliza y, ¡se aprovecha todo!
En las líneas de los árboles se deja que crezcan a las plantas aromáticas autóctonas: Romero, tomillo, santolina..., que sirven de refugio y alimento para muchas especies de insectos. Todos los años, viene un apicultor con sus abejas para aprovechar las flores de nuestros almendros y las plantas aromáticas, y así nos ayuda a polinizar nuestros árboles.
El proyecto está liderado por mi tío Agustín y yo, con la ayuda de varios trabajadores, familia, los pastores… Todos llevamos muchos años unidos al cortijo y cada uno se dedica a la tarea que mejor sabe hacer! Nuestra región depende al 100% de la agricultura y queremos que nuestros proyectos crezcan y así poder generar más riqueza y modelos agrícolas sostenibles.