Nuestra explotación está situada en Alta Córcega, cuna nacional de la clementina. Situados entre el mar y la montaña, Les Domaines De La Taste ocupan 110 hectáreas en la llanura oriental de Pianiccia. Desde hace más de 60 años, esta excepcional tierra corsa produce una fruta llena de sol y vitaminas.
En 1964, en lo que entonces era solo monte bajo, mis abuelos, Geneviève e Yves De La Taste, plantaron vides y las primeras parcelas de clementinas. Cuando mi padre Bertrand se incorporó al negocio familiar en 1984, él y mi abuelo decidieron ampliar la finca e invertir en una segunda de 30 hectáreas. En la década de los 90, empezaron a reestructurar las parcelas. El viñedo se fue abandonando para diversificar la producción plantando kiwis, ciruelas y pomelos.
En 2008, mi padre decidió seguir el camino de la agricultura sostenible y ecológica. Al tratar de implantar sistemas de cultivo más respetuosos con el medioambiente, incluido el uso de microchorros de riego, la explotación ha reducido significativamente su impacto medioambiental. Mi padre siempre ha tenido un vínculo muy fuerte con la naturaleza, por lo que era obvio que la cuidaría y la respetaría reduciendo paulatinamente los insumos y el uso de pesticidas. Esto resultó difícil durante los primeros años de conversión, ya que los árboles tuvieron que aprender a defenderse de las plagas. Poco a poco los árboles se fueron estabilizando y los depredadores de plagas fueron reapareciendo. Hoy en día, la producción de nuestros árboles es estable y la calidad de nuestra fruta ha mejorado mucho en comparación con las parcelas que siguen los métodos convencionales. Hacemos pruebas de suelo anuales en todos nuestros cultivos. Esto nos permite proporcionarles a los árboles solo los abonos ecológicos naturales de liberación lenta que necesitan para alimentarse. Nuestras fincas están rodeadas de matorrales y de un río. Por lo tanto, ninguna granja de los alrededores puede contaminar nuestras parcelas.
Para poder responder mejor a las expectativas de los consumidores y crear un vínculo directo con ellos, mi padre también decidió dejar la cooperativa en la que trabajaba. Esto requirió una gran inversión humana y material, pero le permitió controlar mejor la producción, «cultivar su fruta y criarla» como siempre había querido. Mi padre disfruta mucho cuidando de sus árboles y es un placer que nos ha transmitido a mis hermanos y a mí.
Hoy le toca a la tercera generación hacerse cargo de la propiedad. De hecho, con mis hermanos Anthony y Yoann, decidimos mantener viva esta preciosa herencia familiar para que un día, a su vez, podamos transmitirla a nuestros hijos. Mis hermanos y yo hemos plantado recientemente aguacates y mangos con el objetivo de ser pioneros en el cultivo de aguacates y mangos ecológicos en Córcega.
Les Domaines de la Taste practican agricultura 100% ecológica. Junto con nuestro padre, hemos construido una marca, un sello de calidad «made in Corsica». Nuestros cultivos se riegan con agua agrícola procedente de una presa situada a 10 km de la explotación. Cada árbol necesita 50 litros de agua durante la temporada estival. Utilizamos un sistema de riego por goteo con sensores para controlar los niveles de agua. En nuestra explotación es posible ver hierba entre los árboles. Esto favorece la biodiversidad y nos ayuda a eliminar las plagas.
La producción de clementinas genera empleo y, por tanto, riqueza en nuestra hermosa isla de la belleza, Córcega. Siete trabajadores permanentes trabajan con nosotros en la finca, algunos desde hace ya 20 años. En el momento álgido de la temporada, contamos con unos sesenta temporeros que se incorporan a la explotación. Les pagamos de acuerdo con los convenios colectivos. Debido a la naturaleza del trabajo y a las numerosas tareas asociadas a él, no podemos emplear a personas discapacitadas, pero trabajamos a diario para mejorar las condiciones laborales de nuestros trabajadores en la medida de lo posible.
No producimos residuos de cosecha, ya que la fruta que está demasiado dañada como para venderla la esparcimos por nuestros campos y así también alimentamos a nuestros preciosos árboles de clementinas.
La calidad de nuestra fruta y la forma de recolectarla cumplen el pliego de condiciones de la Indicación Geográfica Protegida (IGP).