La finca Dehesa de Cútar es un proyecto familiar desde su origen ya que era mi sueño y el de mi marido poder dedicarnos a cultivar frutas tropicales de forma sostenible. A principios del año 2010, compramos en Cútar (Málaga) unas tierras semi-abandonadas con una pequeña plantación de aguacates. Esta finca era muy improductiva y difícil de trabajar, aún así, desde el momento que la ví por primera vez tuve claro que, a pesar de ser un desafío, conseguiría transformarla en tierras productivas. Ahora, después de mucho esfuerzo, es prácticamente un jardín tropical.
El nombre de la finca viene del paraje en el que se enclava, conocido localmente como La Dehesa, y como pertenece al municipio de Cútar pues ese es el nombre con el que la decidimos bautizar. Desde la finca se pueden ver dos pueblos muy bonitos de la zona de la Axarquía, Cútar y Comares. Ambos municipios son típicos pueblos blancos de Andalucía en laderas de montañas. Son muy pequeños y tienen un encanto particular, ya que cuando los visitas te transporta a la época árabe, cuando fueron fundados.
La finca, al ser difícil de trabajar y estar en un estado de abandono era muy poco rentable. Contaba con unas ruinas de cortijos, que hemos rehabilitado poco a poco. Una de las casas es la sede de la finca, no vivimos allí pero la disfrutamos mucho junto con la familia y amigos. Las otras casas las destinamos a alquiler vacacional y turismo rural.
Actualmente la finca es un vergel tropical donde cultivamos de forma ecológica principalmente mangos y aguacates, pero también tenemos kumquats (naranjas enanas), chirimoyos y nísperos. Para nuestro consumo tenemos todo tipo de plantas como fruta de la pasión, papaya o melocotón ¡y nuestras gallinas! A mis hijas les encanta ir a recoger los huevos y alimentarlas.
También hay zonas de monte mediterraneo, que hemos conservado para propiciar la biodiversidad mediterránea. Dehesa de Cútar es nuestra finca principal, no obstante contamos con otras fincas en las provincias de Málaga y Granada en las que cultivamos las mismas plantas con los mismos criterios ambientales y de calidad.
La transformación socioeconómica que ha sufrido la zona gracias al impulso que ha tomado el cultivo de plantas subtropicales, ha propiciado, desde mi punto de vista, que baje la dependencia del turismo y se cree riqueza local. Transformar tierras improductivas en tierras fértiles crea empleo de calidad y estable.
Actualmente en Dehesa de Cútar trabajan de forma ininterrumpida 12 personas todo el año, que llevan con nosotros entre 2 y 7 años. A este número de empleados hay que sumar las personas que trabajan en el centro logístico donde se prepara la fruta. A pesar de ser empleos estacionales, se crean justamente en la temporada baja del turismo, por lo que combinan perfectamente las dos actividades. Todos nuestros trabajadores reciben un salario igual o superior al que estipula el convenio colectivo, que en muchas ocasiones se ve mejorado por la productividad.
En toda la finca tenemos balsas donde almacenamos agua para regar las plantaciones. Nos preocupa mucho el consumo de agua de la finca, por eso hemos cubierto las balsas con pelotas protectoras que evitan su evaporación. El agua se distribuye directamente a los árboles por un eficiente sistema de riego por goteo. Contamos con sensores de última tecnología que activan el riego de forma automática sólo cuando las plantas lo necesitan. Siempre estoy alerta para aprovechar los avances tecnológicos y aumentar la eficiencia del uso de recursos y la sostenibilidad de la finca. La mayor parte del agua viene de la comunidad de regantes del Pantano de la Viñuela, y contamos con pozos de emergencia para extraer agua en casos excepcionales. También hemos empezado a canalizar el agua de lluvia para recogerla en las balsas y aumentar nuestra autonomía de riego, no toda la finca está canalizada, ya que es un proceso caro, pero pretendemos poder hacerlo con la mayor brevedad posible. El consumo de agua no se distribuye de forma homogénea a lo largo del año; en verano el de los mangos es de 16l., 50l., los aguacates, y 8l. los kumquats. En invierno la media baja a 3l. para los mangos, 8l. para aguacates y 2l. para kumquats.
Contamos con varias acreditaciones de calidad en las fincas y el centro logístico donde procesamos los pedidos. Los más importantes son los certificados de agricultura ecológica, globalGAP, GRASP o IFS Food. Estos certificados son un signo de calidad que garantiza a los consumidores buenas prácticas agrícolas, sostenibilidad y sociales.
En la finca favorecemos la biodiversidad dejando crecer la hierba y controlándola con desbrozadora o manualmente, esto favorece la presencia de enemigos naturales. Los restos de poda se dejan compostar in situ debajo de los árboles. También colocamos trampas para las plagas, que son selectivas y sólo afectan a los insectos perjudiciales. Para favorecer la polinización contamos con la ayuda de un apicultor local que instala sus colmenas en la época de floración de los mangos y aguacates. Tenemos un proyecto para instalar en la finca placas solares para el bombeo de agua. En el techo del centro logísitco donde manipulamos la fruta tenemos instaladas placas para ser más autosuficientes. El sello GRASP garantiza al consumidor que se llevan buenas prácticas sociales con los trabajadores, tanto en la finca como en el almacén.
Nuestra fruta pasa varios controles de calidad antes de enviarla. El primer control lo hacen los trabajadores de la finca que separan las frutas con daños o demasiado maduras. El segundo control lo pasa en el centro logístico donde preparamos las cajas, y la fruta vuelve a ser inspeccionada por si alguna pieza dañada quedó sin retirar. No separamos fruta por cuestiones estéticas o de calibre. Creemos que tanto la fruta grande como la pequeña, tanto la “fea” como “bonita” es perfecta para ser consumida. En ningún caso te enviaremos fruta con baja calidad para el consumo, ¡pero sí verás que cada una de tus frutas será genuinamente única! tal y como la naturaleza las produce. La fruta separada se dedica a la industria, producimos guacamole ecológico y zumos.