Casa Carlos es una finca de 170 Has. que se encuentra 40 Km. al Noroeste de Valencia. Está en una ladera que asciende con una suave pendiente hasta las estribaciones del Parque Natural de la Sierra Calderona. A 300 metros sobre el nivel del mar está orientada al sur y protegida de los vientos del norte por la propia sierra.
En la finca trabajamos siguiendo los principios y la normativa de la agricultura ecológica y biodinámica. En 2019 iniciamos los trámites para obtener la certificación Ecológica y Demeter. Tenemos una gran diversidad de parcelas y de cultivos. En la parte baja, ocupando 60 Has. está la antigua zona de hortalizas, donde ahora estamos iniciando el cultivo de uva de mesa, kiwi amarillo y pitaya. En el resto estamos cultivando alfalfa para incrementar los procesos de regeneración de la tierra.
En la parte de ladera media tenemos la zona de cítricos, con 5 variedades entre naranjas y clementinas; que ocupan otras 60 Has. y que tienen en su interior varios enclaves de monte sin explotar donde se aloja una gran diversidad de especies autóctonas, insectos y microorganismos.
Distribuidas en varias zonas, tenemos otras 15 Has. con almendros, olivos y algarrobos.
En la parte alta, la finca tiene 35 Has. de monte de pinar mediterráneo, donde se alojan las colmenas de las abejas que polinizan nuestros árboles.
Todas estas condiciones, mucho sol, agua abundante, temperaturas suaves pero con un salto térmico importante entre la noche y el día, horas de frío no extremo en invierno, unidas a una enorme biodiversidad y a un suelo muy fértil y franco, hacen de Casa Carlos un lugar ideal para cultivar y obtener frutos con una gran calidad de textura y sabor.
Cada árbol necesita de media unos 8000 litros de agua al año. Utilizamos el sistema de riego por goteo en toda la finca (menos la alfalfa que se riega con aspersión).
La finca llevaba funcionando muchos años antes de que llegáramos nosotros y una de las tareas que nos está llevando más trabajo es conseguir un sistema de riego más eficiente. En los campos hemos instalado unas sondas que miden cada 10 cms. de profundidad: temperatura, humedad y conductividad del suelo. Así, podemos gestionar los riegos de forma más eficiente. También, estamos cambiando las gomas de riego por otras con más goteros pero menos caudal en cada uno de ellos, para conseguir una mejor distribución del agua en el suelo.
Como agricultores ecológicos y biodinámicos que somos, tenemos muy claro que el proceso de regeneración del suelo es una prioridad. No puede haber plantas sanas sin un suelo sano, aunque somos conscientes de que es un proceso que requiere su tiempo. Los restos de la poda y las hierbas son triturados e incorporados al suelo. También aportamos cantidades importantes de compost, que elaboramos en la finca todos los años. De esta manera estamos en un proceso continuo de incremento de la materia orgánica del suelo y, por tanto de mejora de su estructura su fertilidad y su salud.
Cultivamos diferentes especies y variedades de plantas sin pesticidas ni herbicidas por lo que la biodiversidad del lugar va incrementándose poco a poco: encontramos más lombrices y miriápodos en el suelo, diferentes especies de artrópodos se van instalando en los árboles, e incluso se va observando mayor presencia de aves, en especial una familia de abubillas (Upupa epops) que vive en las uvas y kiwis.
Nuestro horizonte sería un equilibrio entre todos los organismos de nuestra finca. Ya estamos empezando a ver cambios. Las plagas ya se están encontrando con enemigos naturales, insectos y bacterias benéficos. Es la consecuencia lógica de apostar por la vida en nuestros campos y de dejar de utilizar la muerte como herramienta general de trabajo.
Además, estamos trabajando en un insectario en el que criar varias especies de insectos útiles. De momento hemos empezado con la cría _Cryptolaemus montrouzieri_, un importante depredador de cotonets, grupo de plagas muy peligrosas en cítricos.
El proceso de transición a ecológico y biodinámico no es fácil, los árboles estaban acostumbrados a una serie de químicos que creaban un orden “ficticio”. Desde que les quitamos esos químicos las plantas se están acostumbrando a su nuevo equilibrio natural, por eso el proceso de reconversión dura varios años. Los primeros años son los peores, pero sabemos que, a largo plazo, habrá valido la pena. Tenemos confianza y determinación absolutas en lo que estamos haciendo.
Tenemos en proyecto la construcción de un parque solar dentro de la finca, así como un embalse en altura, para acumular agua con los excedentes de energía y utilizarla en los periodos sin sol. Podremos suministrar la totalidad de la energía eléctrica que se consume, tanto en equipos de bombeo para riego, como en el resto de instalaciones.
Tenemos entre manos un gran proyecto por lo que necesitamos de un gran equipo. La aventura empezó con una plantilla de doce personas pero con la llegada de la primavera y la explosión de las plantas más jóvenes, que necesitan más atención, hemos contratado unas veinte personas adicionales. Actualmente somos más de treinta personas trabajando en el proyecto. Esperamos que nuestro equipo siga creciendo y así poder seguir dando trabajo a las familias de la zona.
Los trabajadores más antiguos llevan 30 años trabajando en la finca, se jubilirán en nuestra empresa. Llevamos 5 años trabajando en el proyecto y ha sido un proceso constante de incorporación de personas. Todos los trabajadores tienen su contrato de trabajo, cobertura completa de Seguridad Social y reciben salarios muy por encima de los mínimos establecidos legalmente.
El criterio principal es que la fruta tenga el grado adecuado de madurez y no tenga ningún daño que la haga inadecuada para consumo. Afortunadamente en CrowdFarming podemos huir de criterios puramente estéticos. Si nuestra fruta está buena y ha madurado la recolectamos, aunque su tamaño sea un poco grande o un poco pequeño y aunque la piel tenga alguna marca de viento o de algún insecto, siempre que no se haya afectado la parte comestible interior.
A veces, el color externo de la fruta y el tacto no son suficientes para determinar la madurez de la fruta, por eso realizamos análisis de acidez y dulzor para recolectarla en el momento oportuno.