Finca Casa Cañada recibe su nombre de los tiempos de la “Mesta”, cuando en el siglo XI el ganado ovino tuvo una gran importancia económica en nuestro país. La exportación de lana y la fabricación castellana de paños provocó la trashumancia de los rebaños por toda España. Estas zonas de paso de pastores y ovejas fueron conocidas como cañadas y hoy, dan el nombre a nuestra finca, que vio pasar miles de ovejas.
Nuestra finca se encuentra en el término municipal de Villamalea, a unos 10 km del centro urbano, en la provincia de Albacete. La plantación de pistacho, almendra, jinjolero, acerolo, cermeña y olivo se encuentra rodeada de bosque y matorral mediterráneo. Además, tenemos una colección naturalizada en setos de más de 250 especies autóctonas de la península ibérica.
Nos encontramos en el entorno del Parque Natural de las Hoces del río Cabriel, con el cañón en estado salvaje más grande de la Península Ibérica (unos 30 km, sin carreteras ni sendas). Aquí habitan especies faunísticas como la nutria, gineta, gato montés, cabra montesa… lo que hace a nuestra finca un lugar único.
Hoy en día, nuestra comarca goza de buena salud económica gracias a que la propiedad agraria está muy repartida en fincas de tamaño medio. En Casa Cañada fuimos los primeros productores de almendra en nuestra comarca en Cultivo Biodinámico, por lo que hemos contribuido a su dinamización. Actualmente, muchos agricultores han transformado sus cultivos de cereal y viñedo al cultivo del pistacho o almendro.
En Casa Cañada estamos orgullosos de ser una empresa familiar y dar continuidad a la pasión por la agricultura que sentían nuestros abuelos, que cultivaron estas tierras de viña y cereal. En los últimos años, hemos ido sustituyendo la viña y el cereal por almendra, pistacho y especies forestales autóctonas.
Apostamos por un cultivo extensivo y en secano. Queremos combatir el mayor problema agroambiental actual: el consumo de las aguas fósiles subterráneas para producir frutos que se han cultivado siempre en secano, como pueden ser el pistacho, la almendra o el olivo. Las precipitaciones en nuestra zona son de unos 350 mm anuales y con ellas viven nuestros árboles. Sin embargo, nuestro vivero forestal necesita agua para el desarrollo de las plantas más jóvenes. Para ello, hemos diseñado un sistema de acumulación de agua mediante pequeñas presas. Nuestra inspiración vino al descubrir en nuestra finca unos vestigios árabes de aprovechamiento de agua.
El manejo agrícola en nuestra finca se realiza bajo las certificaciones de Cultivo Ecológico (CAAE), Cultivo Biodinámico (DEMETER) y Cultivo Bio-Integral (ARBORIGEN). De esta forma, llevamos a cabo una agricultura sostenible que busca el equilibrio entre el entorno natural y la intervención del hombre en el mismo. Aplicamos nuestros principios empezando por las raíces, utilizando como portainjertos variedades tradicionales autóctonas que sobreviven en secano.
Queremos cuidar nuestro suelo y para ello dejamos crecer la hierba durante 4 meses al año. Los meses restantes las escasas lluvias en nuestra zona nos obligan a reducir la presencia de malas hierbas mediante varios arados superficiales. Así, evitamos la competencia de nuestros cultivos con las otras plantas y garantizamos una buena cosecha. Además, arando incorporamos la hierba al suelo como abono orgánico y mejoramos la capacidad de absorción de agua. Actualmente estamos experimentando con cubiertas vegetales de leguminosas, aunque no hemos implementado de forma definitiva este sistema.
Mis andaduras en Casa Cañada comenzaron con un vivero forestal, por lo que nunca hemos perdido de vista la importancia de mantener la flora y fauna original de la zona y de la Península Ibérica. Mediante la restauración botánico-forestal de linderos, setos, ribazos, bordes de caminos y áreas marginales de la finca favorecemos la creación de hábitats para la avifauna insectívora y pequeños mamíferos depredadores que controlan potenciales plagas. En nuestra finca puedes encontrar un mínimo de 20 especies diferentes de árboles y arbustos autóctonos de la Península Ibérica.
En nuestra finca no disponemos de energías renovables ya que al no necesitar bombas de riego ni otra maquinaria, no consumimos ningún tipo de energía.
Además, somos residuo cero, aprovechando cualquier subproducto o residuo que pueda generarse en nuestra finca. Los restos de poda, exocarpos y cáscaras se compostan y sirven de nutrientes para nuestros cultivos. Por otro lado, los pistachos y almendras de menor calibre o trozos se aprovechan para la elaboración de pastas, aceites y turrones.
La selección del mejor producto para nuestros CrowdFarmers la realizamos apoyándonos en una empresa externa, certificada en ecológico y Demeter. Así, con la mejor tecnología separamos impurezas y frutos vacíos mediante soplado y clasificamos el fruto por calibres mediante tecnología óptica. Por último, un equipo de mujeres realiza en nuestra finca la última inspección visual garantizando que no haya ningún fruto que incumpla nuestros parámetros de calidad.
Nuestro equipo está formado por seis personas fijas, llegando a ser hasta 25 personas en las épocas de cosecha, así es como nosotros aportamos contra el éxodo rural que azota las zonas rurales de nuestro país. Algunas llevan con nosotros desde el inicio del proyecto, en 1990. Todos nuestros trabajadores reciben un salario acorde al convenio colectivo. Al ser una empresa de carácter familiar, somos flexibles y no nos importa ampliar el periodo de vacaciones remuneradas de nuestros trabajadores si lo necesitan.