Nuestro proyecto se llama Barranc del Llop (Barranco del lobo en valenciano) porque es el nombre de una de nuestras fincas favoritas. Recibe el nombre del barranco que transcurre junto a la finca. Está situada en el municipio de Antella en la provincia de Valencia, muy cerca del Río Júcar, en el pequeño valle formado por el barranco. Nunca hemos visto lobos pero sí tenemos muchas cabras montesas salvajes que en ocasiones se encargan de podar los mandarinos.
Lo nuestro son los cítricos y tenemos varias fincas en distintos puntos de la Comunidad Valenciana y Andalucía. Nos hemos especializado en mandarinos de las variedades Orri y Tango, clementinos de las variedades Clemenules, Esbal y Oronules, y naranjas de la variedad Navelina. Barranc del Llop tiene una superficie de 12,81 ha.
La tierra está dividida en diferentes terrazas y sectores, ubicados a diferentes alturas, con una ubicación extraordinaria, rodeada de monte con pasto arbustivo, lleno de plantas de romero, adelfas, árboles y otras especies vegetales autóctonas.
La finca está muy cerca del cauce del Río Júcar, convirtiendo nuestra cuenca hidrográfica en un área de gran interés ecológico.
Compramos la finca en 1997, y terminamos de plantarla completamente en el año 2000. Cabe destacar que en la finca contamos con una superficie de bosque sin explotar, lo que establece un balance entre naturaleza y cultivo citrícola. Durante nuestra trayectoria, esta finca ha estado en constante evolución hasta la conversión a ecológico que comenzamos en 2018. Contamos con 25 años de experiencia en la agricultura, por lo que esta finca es una representación de nuestro progreso como empresa.
El agua de la finca procede de un pozo en la finca, registrado en la Confederación Hidrográfica del Júcar, en donde tenemos nuestra bomba hidráulica que suministra el agua. El sistema de riego utilizado en la finca es el del riego a goteo, dividida la finca en varios sectores de riego según la variedad. Tenemos instalado un sistema con sondas de humedad en el suelo conectados a la nube. Este sistema informatizado nos permite monitorizar la humedad del suelo y las necesidades de agua de los árboles para aumentar la eficiencia del agua y poder regar en el momento justo.
Contamos con la certificación SPRING dentro de las certificaciones GLOBAL GAP. Esta certificación nos ayuda a demostrar nuestro compromiso con la gestión sostenible del agua. Nos evalúa con un gran número de criterios que van desde la conformidad legal de nuestras fuentes de agua, el seguimiento del consumo y la mejora continua de la gestión del agua.
El manejo agrario de los árboles sigue las prácticas de agricultura ecológica según su normativa europea. La finca comenzó el proceso de conversión el 16 de junio de 2018. Aparte de utilizar sólo fertilizantes e insumos con certificado ecológico, gestionamos las hierbas adventicias de manera sostenible. Por medio de siegas controlamos su expansión, y así también nos sirven de refugio y alimento para los insectos beneficiosos.
A parte de estar rodeados de monte, con especies de plantas que nos ayudan a conservar a los enemigos naturales, contamos con una superficie de 3.800 metros cuadrados de superficie sin cultivar entre las diferentes parcelas. Esta superficie nos permite mantener una flora refugio para los insectos beneficiosos.
Para este proyecto contamos con 12 personas dedicadas tanto a la producción como a la gestión del mismo. Nuestro equipo de gestión lleva menos de un año desde su incorporación, mientras que nuestro encargado de la finca lleva 7 años con nosotros, y el resto personal dedicado a la producción cuenta con una amplia experiencia. Los trabajadores habituales del Barranc del Llop son locales, sin embargo, en épocas de más trabajo, contamos con la ayuda de una cuadrilla de Mali que lleva trabajando con nosotros 12 años. Además, contamos con la certificación Ecovalia, que reconoce nuestras prácticas responsables en materia de horarios, condiciones laborales, seguridad social, salarios, etc.
Estamos muy comprometidos con la adecuada gestión de todo residuo generado por nuestra actividad. Los residuos orgánicos procedentes de los restos de poda y del manejo del cultivo, se trituran en las calles de los árboles, para aprovechar los nutrientes minerales y aumentar la materia orgánica. Los generados con los envases de fertilizantes y los tratamientos, son gestionados por medio del sistema SIGFITO de gestión de embalajes.
La calidad de nuestra fruta viene determinada por su sabor y valor nutricional. Recolectamos directamente la fruta del árbol, variando el tamaño de la fruta de forma natural. Seleccionamos la que no presenta problemas de hongos o golpes fuertes que puedan comprometer su sabor e inocuidad alimentaria. Pequeños desperfectos por golpes o plagas, se consideran aceptables, es más, lo vemos cómo otro sello de calidad al demostrar nuestro compromiso con el manejo sostenible del ecosistema y con la reducción del despilfarro alimentario.